
Cuando una empresa logística o industrial busca una nueva nave para operar, a menudo se inicia el proceso con criterios como la superficie disponible, el precio o el estado de conservación del edificio. Sin embargo, una de las decisiones más estratégicas —y a menudo menos visibles en un primer análisis— es la elección de la ubicación, y dentro de ella, el papel que juega la infraestructura de transporte.
Nuestra experiencia nos ha demostrado que las buenas decisiones respecto a la ubicación se fundamentan en una mirada amplia y estratégica, y que las infraestructuras de transporte son mucho más que carreteras: son el sistema nervioso que conecta a la empresa con proveedores, clientes y trabajadores.
Por eso, en este post hemos querido analizar los principales motivos por los que el transporte y la conectividad deben ser elementos centrales en la selección de una nave logística.
1. Accesibilidad viaria: Más allá de estar «bien comunicado»
Decir que una nave está bien situada no es suficiente. Debemos preguntarnos con qué y quién está bien conectada. La mayoría de empresas logísticas trabajan con flotas que se mueven constantemente, por lo que las conexiones con infraestructuras viarias son esenciales:
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- Acceso rápido a autopistas y principales ejes viarios, como la AP-7, la A-2 o la C-17, que permiten movimientos rápidos hacia el puerto, el interior peninsular o la frontera con Francia.
- Tiempo real de tránsito: una nau a solo 10 km de un nodo logístico puede ser menos eficiente que una a 20 km si el primer tramo está colapsado habitualmente.
- Entradas y salidas adaptadas a vehículos pesados: una nave puede tener una buena ubicación sobre el papel, pero si no tiene accesos prácticos o seguros para trailers o vehículos articulados, esto se convierte en un cuello de botella.
Por ello hay que analizar no solamente la distancia, sino la calidad real de las conexiones viarias.
2. Conexión ferroviaria e intermodalidad: una apuesta de futuro
Cada vez más empresas valoran la intermodalidad, es decir, la capacidad de combinar distintos modos de transporte —carretera, ferrocarril, marítimo o aéreo— para optimizar costes y reducir emisiones.
Las naves logísticas cercanas a terminales ferroviarias o centros logísticos intermodales (como la LFP en Barcelona o el CIM Vallès) ofrecen ventajas como transporte masivo a menor coste, especialmente para largos recorridos, reducción de la huella de carbono, y una mayor estabilidad y previsibilidad en las entregas.
Aunque no todas las empresas necesitan conexión ferroviaria directa, tener una terminal intermodal a pocos kilómetros puede ser un diferencial competitivo en un mercado que avanza hacia su descarbonización.
3. Proximidad a puertos i aeropuertos: internacionalización e importación ágil
Para empresas exportadoras o que dependen de la llegada de contenedores, el tiempo y coste de desplazamiento hasta el Puerto de Barcelona, el Puerto de Tarragona o el Aeropuerto del Prat puede marcar la diferencia.
Algunas ventajas clave de tener una nave a menos de 30 minutos de estos puntos:
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- Posibilidad de recibir mercancía importada sin intermediarios.
- Tiempo reducido en la carga y descarga de contenedores.
- Mejora del lead time en procesos de producción o distribución.
Estos factores pueden mejorar notablemente la resiliencia de la cadena de suministro y reducir riesgos logísticos.
4. Mobilidad laboral y acceso del personal
Una nave no funciona sólo con camiones y carretillas: necesita personas. Disponer de una ubicación que facilite la llegada del personal es cada vez más importante, especialmente en contextos con carencia de mano de obra cualificada.
Es fundamental tener en cuenta conexiones en transporte público (bus, tren, metro) para facilitar la llegada de personal en horarios laborales flexibles. También puede valorarse la proximidad a zonas urbanas o residenciales cercanas que permitan una movilidad activa (a pie, en bicicleta) por parte de los trabajadores. Por otra parte, la nave debería contar con accesos seguros y aparcamientos suficientes para los que se desplazan en vehículo propio.
Una nave situada en una zona aislada, sin servicios o con dificultades de acceso, puede tener problemas para retener al personal a largo plazo.
5. Otros elementos del territorio: normativa, servicios y disponibilidad
Aunque la conectividad sea clave, no puede aislarse de los otros aspectos del territorio:
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- Normativa urbanística: es necesario verificar que la nave se puede destinar al uso previsto, sin limitaciones ambientales, de ruido u horarios.
- Suelo industrial realmente disponible: muchas zonas tienen una demanda superior a la oferta real, o bien el suelo no está urbanizado o listo para operar.
- Servicios logísticos complementarios: gasolineras, talleres, empresas de mantenimiento o sistemas de seguridad refuerzan la funcionalidad de la ubicación.
6. Sostenibilidad y digitalización: requisitos crecientes
Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) no son ya exclusivos de grandes corporaciones. Muchas pymes logísticas deben dar respuesta a requerimientos de sostenibilidad de sus clientes o inversores.
En este contexto, las ubicaciones que permiten reducir recorridos, que se integran en redes de distribución verde (última milla con vehículos eléctricos), y que permiten acceder a redes digitales de alta capacidad son preferibles frente a otras opciones menos preparadas. El territorio digitalmente conectado es también un activo para la actual logística.
7. La experiencia, clave para elegir bien
Escoger la ubicación ideal de una nave logística no es una decisión que se pueda tomar únicamente desde el despacho. Es necesario entender el territorio, las rutas, las dinámicas del mercado y los costes escondidos.
En Masachs Industrial no sólo ofrecemos una amplia cartera de naves logísticas e industriales, sino que también ofrecemos asesoramiento estratégico, adaptado a las necesidades reales de cada proyecto. Porque sabemos que elegir una nave logística no es sólo encontrar un espacio en el que almacenar. Es escoger desde dónde operar tu negocio con eficiencia, flexibilidad y visión de futuro.