
Si tienes una nave industrial, seguro que ya conoces el ruido: máquinas que no paran, ventiladores, motores, puertas metálicas que se cierran… todo esto acaba formando parte del día a día. Muchas veces nos acostumbramos, ponemos unos tapones en las orejas o unos auriculares y parece que ya está, pero la realidad es que esa “banda sonora” constante puede ser mucho más perjudicial de lo que parece.
No es sólo molesta. Puede afectar a la salud, hacer que la concentración baje e incluso causar problemas con el vecindario si la nave está cerca de viviendas u oficinas. La buena noticia es que existen soluciones mucho más sencillas de lo que imaginas, y que pueden hacer una gran diferencia tanto para quien trabaja en la nave como para la empresa.
¿Por qué es importante controlar el ruido?
1. Por la salud y la seguridad de los trabajadores
Trabajar rodeado de ruido desgasta. No sólo el oído —pueden aparecer pérdidas auditivas o dolores de cabeza—, sino que también desgasta mentalmente. El estrés acústico es real: la gente se irrita antes, se cansa antes y cuesta concentrarse. Según la ISO 16283, los espacios de trabajo no deberían superar los 85 dBA, pero muchas naves lo hacen fácilmente. Reducir el ruido con un buen aislamiento o con paneles y tratamientos interiores es una forma directa de cuidar al personal y hacer que el trabajo sea más seguro. Cuando hay menos ruido, se perciben mejor los avisos y señales de alerta.
2. Para trabajar mejor y sentirse más cómodo
El ruido no sólo molesta; también desanima y hace que empiecen los errores. Cuando no se puede hablar sin gritar o el sonido rebota por doquier, la concentración baja y la gente se agota más rápido. Un ambiente más silencioso ayuda a hablar sin gritar, a concentrarse e, incluso, a sentirse más cómodo. Las empresas que han invertido en insonorización lo notan: el equipo trabaja mejor y está menos estresado. Son cosas que se ven al día a día, no sólo en números.
3. Para evitar problemas con el vecindario y cumplir la normativa
Todavía hay muchas naves en polígonos en los que hay viviendas cerca. Y si no se controla, el ruido puede provocar quejas, inspecciones e incluso sanciones. El Real Decreto 1367/2007 marca los límites de ruido y, si se superan, es necesario tomar medidas. Invertir en insonorización evita problemas y, además, muestra que la empresa es responsable y cuida su entorno.
Algunas formas prácticas de reducir el ruido
Aislamiento acústico estructural
Si construimos o reformamos, conviene que el aislamiento forme parte de la estructura. Se trata de materiales densos —hormigón, paneles sándwich con espuma, láminas acústicas entre paredes— que impiden que las vibraciones del sonido se propaguen. Una investigación demostró que un diseño de panel con canales sublongitudinales puede conseguir una atenuación acústica superior a 20 dB en el rango de frecuencias de 500 a 1200 Hz. Esta reducción es significativa, puesto que una disminución de 10 dB se percibe como la mitad del ruido percibido, por lo que una reducción de 20 dB representa una mejora sustancial en la calidad acústica de un espacio.
Tratamiento acústico interior
Cuando el problema es el eco y el sonido que rebota en la nave, podemos poner paneles de fibra, espumas o techos flotantes. Esto hace que se pueda hablar mejor, que la nave sea más cómoda y que el ruido no parezca que lo llene todo. Es una solución práctica, flexible y asequible, que puede ponerse zona a zona según las necesidades.
Barreras y cabinas insonorizadas
Si hay máquinas muy ruidosas, no es necesario tocar toda la nave. Cabinas o pantallas en torno a la fuente del ruido funcionan muy bien. Reducen la emisión de forma drástica y no impiden que la máquina trabaje como debe hacer. Además, pueden moverse o adaptarse si es necesario.
Puertas y ventanas insonorizadas
En muchas ocasiones, el ruido sale por las puertas o ventanas. Sustituirlas por modelos con doble o triple vidrio y buenos sellos puede marcar la diferencia. También ayuda a mejorar la temperatura y ahorrar energía, así que es doble ganancia: menos ruido y mayor confort.
Normativa y buenas prácticas
La Ley del Ruido (37/2003) y el Real Decreto 1367/2007 marcan los niveles máximos y qué cumplir. Antes de realizar reformas o instalar soluciones acústicas, conviene realizar un estudio acústico. Esto permite ver de dónde viene el problema y aplicar sólo las medidas necesarias.
Resumiendo
El ruido es un problema que muchos aceptan como normal, pero no hace falta que sea así. Una nave bien insonorizada es más segura, más cómoda y productiva. Y también evita conflictos con los vecinos y mejora la imagen de la empresa. En Masachs Industrial conocemos bien el día a día de las naves y sabemos que cada actividad es distinta. Con una planificación adecuada, se puede reducir mucho el ruido y ganar calidad de vida en la nave.