Si necesitamos pintar una nave industrial, seguramente lo encargaremos a una empresa externa, ya que las superficies a pintar son mucho más amplias que en una vivienda, y ni las horas dedicadas ni los recursos requeridos suelen justificar hacerlo uno mismo.
Pero, en cualquier caso, es recomendable tener algunas cosas en cuenta antes de tomar la decisión, y a la hora de plantear el proyecto a la empresa que queremos contratar, para garantizar que se realice de acuerdo con nuestras necesidades.
En primer lugar, está el momento en el que haremos la reforma. Puede ser que queramos pintar cuando compramos o alquilamos la nave, y por lo tanto no hay maquinaria ni materias primas almacenadas, ni tenemos que interrumpir la actividad. O quizás queremos hacerlo porque ya hace un tiempo que estamos allí, y debemos realizar un cierto mantenimiento. Esto no es un factor que podamos decidir, ya que dependerá de las circunstancias de cada caso, pero sí tenemos que valorar, en el segundo, cómo lo llevaremos a cabo para que tenga la mínima incidencia posible en nuestra actividad diaria, si por ejemplo lo hacemos por fases, o en fines de semana, o en períodos de baja actividad para nuestra empresa.
En segundo lugar, hay que decidir qué hay que pintar, y en el caso de que lo queramos hacer por fases, establecer prioridades y un calendario de ejecución. Por ejemplo, no tendrá la misma incidencia en el día a día pintar la fachada de la nave que pintar el suelo, o las paredes. Y en este último caso hay que ver si las paredes están más o menos «libres», o si hay estanterías o mobiliario que mover.
En función de las partes de la nave que queramos pintar, será más adecuado un tipo de pintura determinado. Es cierto que la empresa que contratemos nos podrá aconsejar, pero no está de más tener unos conocimientos previos para que sepamos de qué nos hablan.
Por ejemplo, en el caso de que necesitemos pintar el suelo de la nave industrial, hay que valorar si este estará sometido a mucho desgaste, como sería el caso de un taller mecánico o un almacén donde se mueven carros de carga. Entonces podríamos optar por una pintura epoxi, con poliuretano o clorocaucho.
Otra cosa a tener en cuenta es el entorno en si. No es recomendable pintar si, por ejemplo, hay mucha humedad, o temperaturas muy elevadas o muy bajas. En estos casos, habrá que ver qué preparación previa requerimos (secar y deshumidificar, parar la maquinaria que provoca las temperaturas extremas, ventilar…).
La actividad que queramos desarrollar en la nave también incidirá en el tipo de pintura. Por ejemplo, si necesitamos un entorno extremadamente limpio y desinfectado, lo más adecuado será tratar las superficies antes de pintarlas para reducir su porosidad. También podemos requerir pinturas con tratamiento antimoho, o pintura ignífuga.
En el caso de las naves industriales donde se manipulen alimentos, la recomendación es optar por pinturas de bajo olor, ya que hay alimentos, como la leche, que son muy susceptibles a la contaminación del olor por transferencia.
La última consideración, pero también importante, es el color de la pintura. Las pinturas oscuras o con tonos brillantes suelen ser más caras. También hay que tener en cuenta el tono anterior y el nuevo que queremos: Si pintamos sobre oscuro, con determinados colores harán falta más capas de pintura para ocultar bien la superficie anterior.
Por otra parte, de entrada podemos pensar que el blanco es la mejor opción, pero en función de la actividad que desarrollemos en la nave, las paredes blancas pueden volverse amarillentas en poco tiempo, y cualquier golpe o rozadura deja una marca visible. Una buena opción es pintar la parte baja de la pared de un color más oscuro, para que no se vea «sucia» enseguida.
En cualquier caso, lo que siempre recomendamos es informarnos bien de las opciones que tenemos, y explicarle a la empresa encargada de hacerlo las particularidades de nuestra actividad, para que nos ayuden a tomar las mejores decisiones.