La compra o el alquiler de una nave industrial es la opción más habitual en la mayoría de empresas, pero hay otras que prefieren comprar un terreno o suelo industrial para construir una nave que responda exactamente a sus necesidades.
Hay diferentes razones que llevan a una empresa a escoger esta opción, como por ejemplo unos requerimientos muy específicos para la nave, que no encuentran en las ya construidas, la falta de oferta de nave industrial de nueva construcción o en buenas condiciones, o simplemente la voluntad de desarrollar un proyecto a medio y largo plazo de forma flexible y escalada en el tiempo. A menudo, la empresa adquiere el terreno, y desarrolla la construcción en diferentes fases, que le permiten adaptar las instalaciones a requerimientos futuros, i a la vez realizar la inversión de forma progresiva.
Una vez la empresa decide optar por la adquisición de un terreno para construir el tipo de nave que necesita, debe tener en cuenta diferentes factores.
1. La ubicación del terreno
La ubicación del terreno determinará, en primer lugar, el precio por metro cuadrado, que puede variar significativamente, por ejemplo, de zonas cercanas a Barcelona o área metropolitana a coronas más alejadas. En general, las ubicaciones menos masificadas y alejadas de la capital suelen tener precios más económicos, y a la vez más disponibilidad de terreno. También hay que tener en cuenta las comunicaciones y vías de transporte que requiere el tipo de actividad que lleva a cabo la empresa, ya sea para el abastecimiento de materias primas, proximidad a clientes o distribución. Una vez hayamos escogido la ubicación, es muy recomendable informarnos sobre las políticas municipales y normativas aplicables de la zona donde queremos adquirir el terreno, ya que a veces pueden condicionar la actividad que se desarrolla.
2. El tamaño del terreno
Este es un factor que hay que calcular con proyección de futuro. Es decir, tendríamos que poder cubrir las necesidades de espacio y crecimiento más allá del período de amortización de la inversión en terreno y en construcción de la nave. Debemos considerar el espacio necesario actual, como almacenaje, producción, oficinas…, y los espacios adyacentes para parkings u otros.
3. El coste estimado de la inversión
Antes de adquirir el terreno, es importante tener una valoración detallada y fiable del proyecto total de construcción de la nave, así como otras necesidades adicionales: adquisición de maquinaria, equipamiento antiincendios, sistemas de seguridad, ventilación, instalaciones de suministros… Hay que tener en cuenta cualquier inversión asociada.
4. La definición del proyecto
Lo más habitual es encargar el proyecto de construcción de una nave industrial íntegramente a una ingeniería, a la que tendremos que proporcionar toda la información posible sobre la actividad que queremos llevar a cabo y nuestros requerimientos específicos. La empresa se encargará, por ejemplo, de realizar un estudio geotécnico del terreno, asesorarnos sobre el diseño de accesos a la nave tanto para personas como para vehículo, o los cerramientos más recomendables según el tipo de actividad o los materiales que se tengan que almacenar.
Los materiales de construcción son un elemento clave, por ejemplo si optamos por una nave de estructura de hormigón o bien metálica, o el tipo de cubierta. En este último caso, se puede valorar instalar placas fotovoltaicas para el autoconsumo energético. También hay que tener en cuenta la iluminación y los sistemas de ventilación que se instalarán. Una vez más, la actividad de la nave determinará en la mayoría de casos cuál es la mejor opción.
Sobre el diseño interior, tiene que optimizarse al máximo para favorecer la logística, teniendo en cuenta la ubicación de las materias primas y espacios de almacenaje, la maquinaria y las vías de acceso para la recepción y expedición de mercancías. Durante la definición del proyecto podemos aprovechar también para implementar tecnologías que faciliten las diferentes tareas y procesos de la actividad industrial.
Como última recomendación, un proyecto de construcción de una nave industrial suele hacerse con una visión a medio y largo plazo, por lo tanto será esencial que tanto la construcción como los materiales sean de calidad, para alargar la vida útil de la nave y reducir al mínimo las necesidades de mantenimiento o conservación.
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