Las naves industriales suelen evocar conceptos muy prosaicos y raramente nos hacen pensar en arte. De hecho, así comienza el reportaje de RTVE sobre el escultor Jaume Plensa: «Hay lugares en los que no esperamos encontrar la belleza», ya que ésta se esconde a menudo detrás de las puertas más insospechadas: una nave industrial.
Y es precisamente en una nave industrial de Sant Feliu de Llobregat donde Jaume Plensa pasa gran parte del día elaborando sus nuevas obras. El artista, conocido a nivel internacional por sus esculturas de cabezas y figuras humanas, ha instalado su taller en esta vieja nave, que ha rehabilitado y transformado hasta convertirla en un lugar lleno de arte y belleza.
Pero no es el único. Hace años que muchos artistas han transformado los polígonos industriales de las grandes ciudades en espacios para la creación artística. Por ejemplo, el pintor y escultor irlandés Mark Redden se instaló en Barcelona y montó su taller en una de las naves del Passatge Espronceda. Esta nave forma parte del oasis, aún desconocido para muchos, del barrio de Navas, donde una docena de naves con sus estructuras imponentes y funcionales se ha convertido en refugios de creatividad e inspiración para artistas tanto de la ciudad como de todas partes del mundo.
En Hospitalet de Llobregat también nos encontramos con este fenómeno. En los últimos años, cerca de 500 creadores han comprado o alquilado naves industriales para instalar sus talleres o espacios de exposición: músicos, galeristas, arquitectos, diseñadores, cineastas, fotógrafos, artistas… Algunos bien conocidos como Marria Pratts, quien cambió el estudio de 50 metros en el que vivía y pintaba por un almacén industrial de Hospitalet de Llobregat donde ha creado grandes obras que ha expuesto en Nueva York, Los Ángeles, París o Hong Kong.
Pero, ¿qué tienen las naves industriales que tanto parecen atraer a los artistas? Los motivos quizás sí que son algo más prosaicos: el elevado coste de los alquileres de otros tipos de inmuebles y la necesidad de contar con grandes espacios, especialmente en el caso de escultores como Jaume Plensa, que realizan obras de gran envergadura . En este sentido las naves industriales son los espacios perfectos, ya que permiten a los artistas desarrollar obras monumentales que desafían las limitaciones de las galerías tradicionales y experimentar con materiales no convencionales. Asimismo, el aspecto singular de estos espacios, que todavía conservan las huellas del pasado, los convierte en lugares atractivos para los creadores a la hora de organizar exposiciones.
Esta tendencia no sólo ha transformado espacios en desuso, sino que también ha creado oportunidades de revitalización urbana, ya que esta transformación beneficia tanto a los profesionales de la zona como a los talleres de mecánicos o herreros cercanos, a los que se dirigen los artistas para elaborar determinadas piezas que necesitan para sus obras
