Cada 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua, una jornada para reflexionar sobre la importancia de este recurso esencial y los retos a los que debemos hacer frente a la crisis hídrica global. Este año, el tema central es la preservación de los glaciares, ya que éstos se funden más rápido que nunca a causa del aumento de las temperaturas. Quizás los glaciares nos parecen lejanos, pero su retroceso tiene efectos directos sobre el ciclo del agua: las alteraciones en los flujos del agua de deshielo provocan sequías, inundaciones, deslizamientos y la subida del nivel del mar, lo que afecta a miles de comunidades y ecosistemas en todo el mundo.
En este contexto, la industria desempeña un papel fundamental en la gestión sostenible del agua. Este sector consume grandes volúmenes de agua en sus procesos y, a menudo, contribuye a la degradación de los recursos hídricos. Sin embargo, también tiene el potencial de liderar cambios positivos mediante la optimización del consumo, la innovación tecnológica y la adopción de prácticas más sostenibles. Por eso, en este artículo queremos explorar cómo la industria puede reducir su huella hídrica para garantizar un futuro más sostenible, y contribuir al mismo tiempo a un uso más responsable del agua en un planeta donde los recursos de agua dulce son cada vez más inciertos.
El uso del agua en la industria, una necesidad operativa
No es ninguna novedad que el sector industrial es responsable de una parte significativa del consumo de agua a nivel global, ya que la utiliza en múltiples procesos como:
- Refrigeración y generación de energía: muchas industrias, especialmente las centrales térmicas y las plantas de fabricación de productos químicos, requieren grandes cantidades de agua para enfriar maquinaria y evitar el sobrecalentamiento. El agua circula por sistemas de refrigeración y, en muchos casos, se puede reutilizar mediante circuitos cerrados para reducir su consumo.
- Procesos químicos y de fabricación: la industria alimentaria, farmacéutica, papelera y textil utiliza el agua como disolvente, materia prima y medio de transporte para diversas sustancias. En el caso de la industria textil, por ejemplo, se emplea agua para teñir y tratar tejidos, generando grandes cantidades de aguas residuales que deben ser tratadas adecuadamente.
- Limpieza y saneamiento: las plantas de producción deben mantener estándares de higiene muy estrictos, especialmente en sectores como el farmacéutico o alimentario, donde la presencia de contaminantes puede afectar a la calidad del producto final. La implementación de sistemas de limpieza en seco o con un uso reducido de agua puede ser una estrategia efectiva para reducir el consumo hídrico.
- Extracción y procesamiento de materias primas: la explotación minera y la industria petrolera son sectores con un alto consumo de agua para procesos como la separación de minerales, el refinado de petróleo y la fracturación hidráulica. Este uso intensivo genera grandes volúmenes de aguas contaminadas que requieren tratamiento especializado para evitar impactos ambientales.
¿Cómo podemos optimizar el consumo de agua en la industria?
Está claro, pues, que la industria necesita un elevado consumo de agua para su operativa. Pero por otra parte, es necesario reducir su consumo y, sobre todo, evitar su desperdicio. ¿Cómo podemos hacerlo?
- Implementación de tecnologías de eficiencia hídrica: la incorporación de sistemas de recirculación y reutilización de agua puede reducir su consumo hasta en un 50%. Por ejemplo, la instalación de torres de refrigeración de alta eficiencia o sistemas de filtración avanzada permite reaprovechar el agua en varios ciclos productivos.
- Monitorización y control inteligente del consumo: mediante sensores y sistemas de análisis de datos, se pueden detectar fugas y optimizar los procesos. Las herramientas de gestión del agua basadas en Internet de las Cosas (IoT) permiten un seguimiento en tiempo real del consumo y la identificación de posibles ineficiencias.
- Sustitución de agua potable por agua regenerada: el uso de agua tratada para determinados procesos industriales reduce la presión sobre los recursos naturales. Esto incluye la utilización de aguas grises para la refrigeración o para el riego de espacios verdes dentro de las instalaciones industriales.
- Promoción de una cultura de ahorro de agua: formar a los trabajadores en el uso responsable del agua puede marcar una gran diferencia. La implementación de buenas prácticas como la limpieza con sistemas de alta presión que reducen el volumen de agua necesario puede tener un gran impacto en el consumo global.
El tratamiento de aguas residuales industriales, un reto crucial
Otro reto crucial es la gestión de las aguas residuales generadas por las industrias. Éstas pueden contener contaminantes químicos, metales pesados o sustancias orgánicas que deben ser tratadas adecuadamente para evitar impactos ambientales. ¿Cuáles son las mejores prácticas en este área?
- Tratamiento físico: separación de sólidos en suspensión mediante filtros y decantadores para reducir la carga contaminante inicial.
- Tratamiento químico: uso de coagulantes y floculantes para eliminar contaminantes específicos, así como procesos de oxidación avanzada para degradar compuestos tóxicos.
- Tratamiento biológico: aplicación de bacterias y microorganismos para degradar sustancias orgánicas presentes en el agua residual. Sistemas como lodos activados o biorreactores de membrana son técnicas eficientes para reducir la carga contaminante.
- Reutilización y regeneración: tecnologías avanzadas como la ósmosis inversa, la ultrafiltración y la desinfección por luz ultravioleta permiten recuperar el agua y reincorporarla a los procesos productivos, reduciendo así la necesidad de agua fresca.
El futuro del uso del agua en la industria
Con la crisis climática y la creciente escasez de agua en muchas regiones del mundo, en la industria tenemos la responsabilidad de adoptar medidas sostenibles para reducir nuestro impacto hídrico.
En este Día Mundial del Agua 2025, hacemos un llamamiento a todas las empresas e industrias a reflexionar sobre su consumo de agua y tomar medidas concretas para optimizarlo. El agua es un recurso finito y valioso, y garantizar una gestión eficiente es una tarea de todos. ¡Cada gota cuenta!
