El mercado de naves industriales hace ya un tiempo que arrastra el problema de la falta de naves en buenas condiciones, ya que gran parte del producto disponible está obsoleto, es decir, son naves que requieren una elevada inversión en reformas, o incluso su derribo y reconstrucción. Ante este escenario, muchas empresas optan por construir su propia nave, ya que esto les permite adaptarla completamente a sus necesidades.
Sin embargo, la construcción de una nave con métodos tradicionales implica una inversión en tiempo y costes elevada, y puede no estar justificada por el uso que se le quiere dar.
Ante esto, las naves industriales prefabricadas, ya sean de hormigón o con estructuras metálicas, son una opción cada vez más extendida. En general, las estructuras prefabricadas son más económicas y de construcción más rápida que las de obra.
Hay que tener en cuenta que será la actividad de la nave la que defina qué opciones tenemos a la hora de escoger un tipo de construcción u otra, es decir, si necesitamos más espacios abiertos o cerrados, qué procesaremos o almacenaremos, o si trabajarán personas de forma continuada o no.
Naves prefabricadas de hormigón
Consisten, de forma muy simplificada, en estructuras modulares de hormigón que se fabrican en las instalaciones del proveedor, y que posteriormente se trasladan par ser montadas donde se tenga que ubicar la nave. Es la opción más solicitada en naves prefabricadas para actividades de producción industrial.
- Se pueden construir espacios amplios, pero no muy altos, y con menor aprovechamiento de la luz natural que otras estructuras.
- Son más resistentes y perdurables que las estructuras metálicas.
- El tiempo de fabricación y montaje es inferior comparado con la construcción tradicional.
- El hormigón es incombustible, no requiere tratamientos adicionales, y es aislante térmico, por lo tanto, nos facilita el cumplimiento de la normativa antiincendios.
Naves prefabricadas metálicas
En este caso, las estructuras se fabrican con acero o metal. Son más ligeras que las prefabricadas de hormigón o las construcciones de obra tradicional, para lo que requieren menos cimentación.
- Son estructuras ideales para espacios semiabiertos o cubiertas.
- Al ser más flexibles, permiten que el espacio crezca o se modifique a posteriori.
- No son tan resistentes como las de hormigón o construcción, por lo que no son adecuadas para entornos agresivos.
- No es ignífuga, por lo tanto no se pueden almacenar productos inflamables, y habrá que ignifugarla en función de la actividad que se desarrolle.
En resumen, tanto las naves prefabricadas de hormigón como las metálicas son una alternativa rentable y rápida a las naves de construcción de obra, en función del tipo de actividad que queramos llevar a cabo. Además, se pueden aislar con diferentes materiales, por lo que son una opción eficiente a nivel de consumo energético.