La primera bombilla comercialmente viable que patentó Edison en 1880 tenía una vida útil de 40 h, i sin embargo revolucionó el mundo de la iluminación. Hoy en día, una bombilla LED puede durar hasta 50.000 h, lo que equivaldría a cinco años de duración ininterrumpida. Entre estos dos hechos hay más de cien años de diferencia, si tenemos en cuenta que el LED se empezó a comercializar en 1997.
Pero la tecnología lo acelera todo. Poco más de veinte años después de la salida al mercado del primer LED, ya hablamos de ILS (Intelligent Lighting System). La tecnología no solo nos ha permitido tener iluminación con una vida útil extraordinariamente más larga, sino que podemos monitorizar consumos en tiempo real, controlar el estado y el mantenimiento del sistema, programar niveles de luz graduales según la hora del día…, en resumen, controlar el consumo y mejorar la eficiencia.
Si tenemos en cuenta que, en una nave industrial, por su tamaño, los requerimientos de iluminación son mucho más elevados, sobre todo si hablamos de costes, el hecho de conseguir reducir estos costes y a la vez mejorar las condiciones de iluminación de las diferentes áreas de trabajo supone una gran ventaja.
Además, en una nave industrial hay que tener en cuenta diferentes factores que inciden en las necesidades de iluminación:
- Tamaño de la nave. Cuál será la superficie total a iluminar, teniendo en cuenta que no todas las áreas requerirán la misma cantidad y/o tipo de luz, ni en las mismas horas, ni con la misma continuidad.
- Altura de la nave. Según la altura y las necesidades de iluminación, habrá que poner sistemas complementarios, ya que los del techo no serán suficiente.
- Actividad que se desarrolla. Según la actividad que lleven a cabo las personas a cada área, necesitarán más o menos luz. Algunas actividades que impliquen materias orgánicas pueden necesitar una luz más suave o que no caldee el ambiente.
- Zonas exteriores. En el caso de empresas que tengan turnos de noche o que tengan actividad en horas de poca luz solar (por ejemplo, carga de camiones de madrugada), las zonas exteriores también pueden requerir sistemas de iluminación complementarios.
- Zonas con condiciones extremas. Por ejemplo, zonas con temperaturas elevadas o muy bajas, con mucha acumulación de polvo o donde se produzcan muchas vibraciones. En este caso, saber el estado del sistema de iluminación para realizar un mantenimiento preventivo ahorra paradas de la producción por problemas con la luz.
La iluminación industrial inteligente consiste en combinar diferentes tecnologías, como por ejemplo focos LED, sensores y conectividad, de forma que nos permita ahorrar en consumo, mejorar la eficiencia energética o adaptar totalmente la iluminación a cada área (reduciendo o adaptando la intensidad según la luz natural a cada franja del día, programando que se encienda o apague a determinadas horas, programando patrones de uso…), entre otros beneficios. Además, estos sistemas son totalmente personalizables, se adaptan a las especificidades de cada industria.
¿Cuáles son pues los principales beneficios de la iluminación industrial inteligente?
- Ahorro de costes
- Más eficiencia energética
- Mejora de la productividad
- Mejora de la seguridad laboral
- Reducción de incidencias, con mantenimiento preventivo
- Iluminación más sostenible, al reducir la huella de carbono
- Cumplimiento de la normativa laboral sobre iluminación industrial
La tecnología ha aportado grandes avances, y de forma históricamente muy rápida, al sector industrial. Pero esto no es el final del camino, seguro que surgirán más, que nos llevarán hacia una industria cada vez más digitalizada, eficiente y sostenible.
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