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La sectorización de naves industriales como medida antiincendios

02 septiembre 2020

Un incendio es uno de los peores miedos en una empresa industrial, por el impacto que tiene sobre la actividad, instalaciones, maquinaria y materias primas, pero especialmente por el riesgo que supone para la vida de las personas que trabajan en ella.

Por este motivo, los sistemas de protección antiincendios en naves industriales están sometidos a unas normativas estrictas, que quieren en una primera instancia evitar el incendio, y en el caso de que se produzca, reducir al mínimo su impacto y gravedad. Este sería el caso de uno de los sistemas de protección pasivos más eficientes: Las franjas cortafuegos. Estas se pueden ubicar en cubierta, en fachada o como elementos de sectorización en medianerías.

Estas franjas tienen como finalidad evitar la propagación del fuego, para evitar daños en otras secciones de la nave o bien en naves industriales colindantes. Además, en el caso de las franjas en cubierta, evitan que las llamas pasen a la cubierta, que suele ser la zona más expuesta y por donde el fuego pasa fácilmente de una sección a otra.

Características de las franjas cortafuegos

En primer lugar, las franjas tienen que estar construidas con materiales resistentes al fuego, y que tengan tres propiedades fundamentales: capacidad portante, integridad y aislamiento. Los materiales que se suelen utilizar son composites formados con una combinación de diferentes materiales, como lanas minerales, placas de yeso laminado y placas de fibrosilicatos, con elementos estructurales formados por perfiles conformados en frío de acero.

El RSCIEI, Reglamento de Seguridad Contra Incendios en Establecimientos Industriales, establece cuál debe ser la resistencia al fuego de los diferentes elementos constructivos, así como la amplitud que deben tener y si, por ejemplo, tienen que estar integrados en la cubierta o fijados a su estructura en el caso de las franjas de cubierta.

¿Cuáles son las franjas cortafuegos más adecuadas para cada nave?

Como es lógico, la sectorización de cada nave industrial se tiene que adaptar a la clasificación de la nave en si y al nivel de riesgo intrínseco de la actividad que se tenga que desarrollar.

Respecto a la clasificación, la normativa establece que hay naves industriales de tipo A, B, C, D y E. En el caso de las naves de tipo A, comparten la estructura portante con otras naves o establecimientos colindantes, por lo tanto es obligatorio contar con un sistema de franjas cortafuegos altamente eficiente. En las naves tipo B, la estructura y el techo están aislados, pero a una distancia inferior a 3 m de la nave o establecimiento colindante, por lo que el fuego podría llegar a pasar de un inmueble al otro. En el caso de las de tipo C esta distancia es de un mínimo de 3 m, mientras que en las de tipo D y E la actividad se desarrolla en espacios abiertos. Son por lo tanto escenarios muy diferentes, que requerirán medidas antiincendios adaptadas a cada caso.

En relación a la actividad, la normativa considera que hay riesgo intrínseco alto, medio o bajo. Este nivel se calcula según diferentes variables; el Ministerio de Trabajo y el INSST (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo) tienen un calculador online del nivel de riesgo intrínseco de los establecimientos industriales.

Es decir, las franjas se tienen que adaptar a las características específicas de cada nave y de la actividad que se quiera desarrollar, para que logren su objetivo de forma eficiente: Reducir el impacto de un posible incendio, evitar la propagación de las llamas y ganar tiempo para actuar.

Fuentes: Col·legi d’Enginyers de Barcelona, Tecnifuego AESPI.

Pere Masachs
Socio director de Masachs Industrial

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